miércoles, 2 de septiembre de 2009

El campesino y el campechano

En los tiempos que corren, no suelen caer sorpresas en el cesto de la política, generalmente lleno a rebosar de decepciones, en imnumerables ocasiones somos testigos de una clase política denostada y frívola, donde se manifiestan las mayores bajezas posibles en la raza humana. No tenemos muchos políticos que nos den satisfacciones, no queda nobleza ni cordialidad. La televisión suele convertirse en un lago enrarecido donde se reflejan imágenes de escaso y tullido gusto.

A veces parece que la democracia no tiene solución. Pero a veces, nos muestra esa otra cara escondida y que nos habla de progreso y de avance. De la normalidad y estabilidad que toda democracia debe tomar por bandera. Éste es un buen ejemplo de ello.

Un Rey y un Republicano convencido, reúnidos en la casa real, no la casa del rey, si no una casa de todos los españoles y españolas.


Una reunión, de tono distendido y afable, nada de revoluciones ni amenazas de guillotina, una reunión normal más entre otras tantas que el jefe de estado toma con los representates políticos elegidos por los españoles.

Éso es una democracía de verdad, una donde un Rey y un republicano se den la mano, éso es una muestra de educación y elegancia, ésa es precisamente la dirección en la que debemos de avanzar.

Tenemos por un lado, un jefe de estado que sirve a todos los españoles y por lo tanto se encuentra en el deber de escucharlos a todos, tanto monárquicos como republicanos; y por otro, el líder de una formación de izquierdas que aboga por un referéndum para que los ciudadanos puedan elegir consensuadamente la forma de gobierno que más deseemos.

Algunos califican el encuentro de una auténtica payasada, a mi me parece algo absolutamente razonable y normal, no deja de ser algo entre cómica y entrañable, pero aún así resulta perfectamente coherente con una sociedad supuestamente civilizada.

A mí, idealista y soñador con la idea de una III república me ha encantado la actuación de Cayo Lara, consecuente, realista, humilde, se mostró al Rey como otro cualquier ciudadano, tuteándolo, sin servilismos, pero sin perder un ápice de educación, mostrándole su modelo de república federal, su compromiso con los parados, las medidas concretas de su partido contra la crisis, su opinión sobre las pullas entre gobierno y oposición, la críticas al PSOE en sus medidas económicas.

No sé, en general me ha encantado este nuevo movimiento de la izquierda para la construcción de la república, creo que es una actuación llevada a cabo desde el respeto, desde el marco legal y constitucional, desde el juego político (nos gustes más y menos), y desde el posibilismo, con los pies en la tierra.

Pero a mí me hace seguir soñando... ¿será éste el primer ladrillo de la nueva república?


4 comentarios:

  1. Estoy completamente de acuerdo.

    La actuación de Cayo fue valiente, pero al mismo tiempo muy democrática y propia de un representante de una izquierda que sobre todo se pronuncia como alternativa y plural, para resolver los graves problemas de la crisis y de convivencia social en España.

    Saludos

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  2. En una sociedad avanzada y tolerante es necesario este tipo de gestos por parte de ambas partes pues ello ayuda a la estabilidad del momento y espero que Cayo ayude a conseguir el pacto social dándole un giro hacia la izquierda a la situación actual.
    Salud y libertad.

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  3. El viernes 4 de Septiembre tenemos una reunión de blogeros en la casa de la cultura a las 20 horas.Espero que asistas, es interesante lo que queremos proponer.
    Un saludo

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  4. No creo que caiga esa breva. Creo que todavía la mayoría piensa que la democracia se sustenta gracias a la casa real. Y conforme pasa el tiempo más fuerte se ha hecho esa ida. Aún así, viva la III República, un paso muy importante para la madurez de nuestra democracia. Zalu2

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