domingo, 2 de agosto de 2009

Sobre ETA y el conflicto vasco


Si me preguntan hoy en día, que es ETA, no tendría problemas ni impedimentos para definirlo, ETA es una banda criminal, terrorista, amparada en una actividad difusa. ETA nació, por razones políticas, en concreto, por una situación represiva vivida en el país vasco que asfixiaba paulatinamente a la cultura vasca y la desintegraba y estragaba para consolidar así una España de tradiciones unificadoras y temerosas de los impactos nacionalistas en las comunidades autónomas, con mayor preponderancia en zonas como el País Vasco o Cataluña. Lo que queda hoy de lo que antaño pudo ser denominado entre pinzas como un grupo de liberación contra un régimen fascista es sólo una caricatura informe de lo que fue. Así, reniegan antiguos veteranos de la banda a las prácticas y usos de la organización armada en la actualidad.


Y en los últimos tiempos, ¿cuál es la actividad que la ampara? Ése es el problema, no se sabe qué parte de ETA es la ETA propiamente política (revolucionaria, independentista, etc.) y cuál es la sección mafiosa y extorsionadora que colabora conjuntamente con otras mafias para realizar un contrabando de armas, drogas, y quién sabe que más, con el claro objetivo de financiarse. Quizá, estén ambas tan integradas que casi no exista línea que las separe, si no forman parte del mismo organismo como hermanos siameses.


Por lo tanto, ETA mantiene una lucha armada injustificable y temeraria que mantiene a buena parte de la ciudadanía vasca y de España en una tensión y temor constante.

Tenemos un problema, que es ETA, pero tenemos un problema aún más grave, la ineptitud supina de los gobernantes y de los políticos.


Parece que cuando todos los grupos parlamentarios se unifican en una sola voz que tiene como cauce común el desprecio más absoluto a las aberrantes actividades de la formación independentista es que existe una democracia fuerte y con un objetivo común que, estamos seguros, llevará a la desmantelación de la banda terrorista, pero después de escuchar una y otra vez los mismos mantras interminables, la cuestión acuciante es, ¿qué soluciones reales hay? Hay un conflicto ¿alcanzamos a atisbar pequeños haces de luz al final de este angosto túnel?


Mi percepción es rotunda, NO, a una banda terrorista no se la combate celebrando un concurso de descalificaciones, no se la vence llamándola “mierda”, no se la vence con “disparos en la cabeza”, y no se la derrota echándole a la guardia civil como si fueran perros. Lo que estamos asistiendo es a un fracaso rotundo en el espectro político que más que trazar una línea para la resolución del problema, lo agrava profundamente.


No es negativo que haya unidad política a la hora de repudiar a ETA, pero los ciudadanos estamos cansados, queremos PAZ, pero a pesar de esto queremos menos circo, menos farándula mediática de políticos indignados aclamando venganza.


Tampoco es negativo que el estado use las herramientas legales para, en definitiva, condenar como es correspondiente hacerlo a un acto que es en definitiva y última instancia una acción delictiva. Es decir, que la presión policial es correcta, pero a todas luces, insuficiente.


Lo primero que es necesario, es desmantelar y aniquilar la ETA política, esto, más bien, es lo único que se puede hacer, porque la ETA mafiosa tiene razones económicas y de intereses que sólo pueden ser combatidos de igual manera a la que se combate el resto de mafias organizadas. Pero la parte “política” indudablemente está ahí, y debe ser desarticulada.


La experiencia demuestra que la mayoría de grupos armados acaban en una mesa de diálogo, esta es una realidad a la que no podemos echar a un lado sólo por consideraciones ideológicas, de todas formas, ante el diálogo hay que separar el diálogo político del diálogo por la paz. A ETA sólo le queda un camino, el de abandonar las armas, a quien le corresponde en última instancia decidir sobre la política de Euskadi es a sus actores políticos elegidos democráticamente por los ciudadanos.


Así mismo, es necesaria para una verdadera democracia otorgar legitimidad al parlamento vasco para decidir sobre su derecho a la autodeterminación, y mientras esto no sea así, no existirá una legalidad democrática que garantice esa opción política a los vascos.


Es necesaria una normalización de la democracia, pero determinadas acciones políticas, como la de la ilegalización del referéndum Ibarretxe (aprobado por mayoría parlamentaria), van en dirección contraria a esta normalización. Los españoles y vascos quieren la paz, y no podemos permitir que ciertos sectores de la política utilicen ese objetivo como una forma de propaganda política y como una medida de presión y de arrinconamiento de ciertas posturas ideológicas y como un ariete para defender las suyas propias.





Así, el atropello visceral que sufre la izquierda abertzale en el país vasco también debe ser repensado ya que desde órganos políticos se busca la ilegalización de partidos por razones insuficientes y más propias de un estado de excepción, esto es, la actual Ley de Partidos debe ser reconfigurada y adaptarse a las necesidades de los ciudadanos y que no sean los ciudadanos los que tengan que moldearse a ésta.


Como la mayoría de la gente sabrá, la Ley de Partidos ha sido calificada por amnistía internacional como una ley que "a través de la ambigüedad y la imprecisión de algunos artículos del proyecto de ley, permite emprender procesos de ilegalización de partidos políticos que propugnan el cambio de principios constitucionales o leyes de forma pacífica”. Esto es, la izquierda aberzale pacifista tiene que dejar de sufrir tropelías y denuncias por parte de colectivos conservadores para menguar su derecho a la libertad de expresión.


También, debe orientarse la política penal y penitenciaria para ETA en otra dirección, principalmente, la opción de la cadena perpetua no cabe siquiera como alternativa cuando tenemos una ley que es práctica y virtualmente una ley anticonstitucional como la “doctrina parot” y que es, sustancialmente en la práctica una cadena perpetua, esta ley, aparte de vulnerar el principio constitucional de no retroactividad penal para la agravación de la condena anula otro principio constitucional: el de la reinserción.


Y es que la política penitenciaria debe ser en génesis reestructurada desde postulados humanistas y no vengativos y cargados de odio y rencor. El objetivo final es el de la humanización del conflicto, y creando nuevos odios no se conseguirá más que eternizar dicho conflicto.


De igual manera deben ser incluidas como victimas del terrorismo aquellas familias que hayan perdido familiares a causa de la GAL y otras formas de terrorismo similares y recibir las ayudas correspondientes por tal concepto, puesto que no se puede permitir utilizar una doble vara para medir y tachar de terrorismo sólo las organizaciones convenientes, formas de terrorismo existen en varios formas y todos los familiares merecen la misma atención sin excepciones.


Desaparecida la ETA política, y con ello el amparo de su ideología, ésta perderá el apoyo de ciertos sectores de izquierda internacionales que creen justificada su lucha armada, de ésta forma se mermaría su poder, influencia, y capacidad de actuación. Obligándola a actuar como una burda mafia, que es la sección que debe ser eliminada progresivamente por el poder policial.


La idea principal, es, por lo tanto, aceptar el conflicto existente en Euskadi y tratar de buscar la paz negociada, y no la entrega de la independencia a los terroristas, acción la cual, reitero, debe ser llevada por los agentes políticos habilitados para ello.


Las medidas a seguir serían en resumidas cuentas: presión policial, derecho de autodeterminación del pueblo vasco, y negociación de condiciones de paz con ETA. Hay que quitarse de encima los viejos prejuicios y luchar desde todos los frentes por un único objetivo: la paz.


Pero ésta ansiada paz no tendrá cabida si no existen cesiones por parte del gobierno, los políticos, la sociedad y la banda terrorista, por supuesto, no veo un fin predecible para ETA, no veo la luz al final del túnel, sólo veo sujetos encendiendo pequeñas lumbres y sin verdadera voluntad de paz. “El fin de ETA está cada vez más cerca” dicen zapateros y rubalcabas.


Probablemente lo único que esté más cerca sea el fin de mi paciencia, pero en fin…


ETA EZ




2 comentarios:

  1. Esta banda de criminales es unos de los males de nuestra joven democracia.
    Está claro que no es un problema fácil de resolver y que distintos gobiernos lo intentaron de diversas formas.
    Solo deseo que estos locos dejen de matar y mediante la palabra resuelvan sus reivindicaciones.
    Un saludo

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  2. Lo que yo veo, es que todos los gobiernos españoles han actuado de manera idéntica para combatir a ETA, que la estrategia de derrota ha sido durante 50 años la vía policial. 50 años arrastrando un sistema de lucha fracasado y mantenido por conveniencia, porque mucha gente tiene interés privados en él. El intento de derrota militar sobre ETA es una entelequia propugnada por la derecha y colectivos afines que ha calado hondo en la ingenua sociedad española, mientras seguimos impotentes viendo como ETA sigue asesinando y mientras muchos ciudadanos se llenan la boca aclamando a la guardia civil (a la cual no quiero poner su loable labor en entredicho) como la solución definitiva cuando ya deberíamos ser lo suficientemente escépticos como para creerlo.

    La sociedad ve la solución del conflicto mediante una fórmula unidireccional y maniquea, y esto, es terrorífico.

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