domingo, 10 de julio de 2011

El fin de la socialdemocracia

Saludos a todos aquellos que siguen luchando en las trincheras bloggeras en éstos complicados tiempos para los textos escritos que superen las 3 lineas, parece que con las nuevas redes sociales la transmisión de información se ha convertido en una tarea prefabricada y que adquiere cada vez un carácter más simplista, como si vivieramos el ataque de una suerte de neolengua orwelliana que hace devenir a nuestro lenguaje en plano y falto de contenido, aunque puede que los blogs estén de capa caída siguen siendo necesarios porque al menos permiten el desarrollo de ideas sin trabas y sin las imposiciones de los “120 caracteres”

A todo esto, me encuentro leyendo un artículo en el período sobre el nuevo candidato a la presidencia del gobierno por el PSOE, monseñor Rubalcaba, antes de adentrarme en sus interesantes palabras, hay que decir que a uno lo sorprende que un señor con tantísima proyección pública opte al cargo más importante dentro del teatrillo político del estado, Rubalcaba se erige como un candidato serio y confiado, curtido por las batallas y con una notable experiencia no exenta de cierta carisma, vamos a decirlo sin ambages: este señor es inteligente y es un tiburón político, se ha impuesto a su “oposición” interna bajo un vergonzoso dedazo que ni la dictadura más bananera llevaría a cabo sin sonrojarse, y se ha impuesto como el hombre fuerte del partido, al que todos los focos alumbran y al que todos los periodistas quieren arrancar alguna declaración, cuesta creer que un político de tanto recorrido y que encima se ha visto envuelto en escándalos tan graves como los del terrorismo de estado de los GAL se presente como una propuesta renovada y como el reflejo de un nuevo cambio de dirección política en el partido, lo peor de todo es que muchos izquierdistas caerán y muchos hooligans del PSOE no dudan en subir a los altares al nuevo candidato todo terreno que se presenta bajo el eslogan de: “ambicioso pero realista”. No sé, debe ser que los ciudadanos del Estado Español sufrimos algún tipo de desmemoria congénita, pero con la nueva campaña de lavado de cerebro (también conocida como de “mercadotecnica” o “propaganda electoral”) van a volver a colocar al PSOE en el podio de los partidos de izquierdas, y supongo que muchos tertulianos de intereconomía no escatimarán en gastos para hacerse unos búnkeres para sus familias ante el “terror rojo” y “comunista” que se les avecina, porque tenemos que agarrarnos los machos:

Rubalcaba asegura que en su programa incluirá en otras medidas, la subida de impuestos progresiva, reformar el impuesto del patrimonio, o incluso la reforma de la ley electoral para hacerla más proporcional, estas medidas no caen del cielo como inspiración divina sino que se encontraban en la agenda política de innumerables organizaciones y partidos de izquierdas como IU, IA, etc, nos encontramos con un guiño al movimiento del 15-M, que ha concitado un gran apoyo popular y que en su composición interna tiene en su haber a buena parte la ciudadanía identificada con la izquierda transformadora política, Rubalcaba trata de estrechar en la medida de lo posible la brecha existente entre sus partidos y las reivindicaciones de la izquierda, como única posibilidad de frenar la debacle política.

Honestamente deberíamos pararnos a analizar si el PSOE es verdad que va a iniciar realmente una vuelta de tuerca de sus principios, si virará a la izquierda, si retomará una agenda socialdemócrata, y si economistas de “izquierdas” como Viçenc Navarro y Juan Torres López por fin podrán ponerse contentos porque el PSOE ha encontrado la luz como un chiquillo que se ha extraviado pero por fin se ha reencontrado con sus papis. Yo sólo puedo decir que la simple idea de creer que el PSOE retomará el camino de la izquierda o de simplemente una agenda socialdemócrata “seria” (porque no se puede descartar en ningún caso medidas cosméticas o paliativas) es una auténtica entelequia, y un pensamiento de ingenuidad supina, no sólo el PSOE, abandonemos toda esperanza de que los partidos de la “socialdemocracia” europea o mundial (si no tenemos en cuenta las honrosas excepciones que existen en Latinoamérica) retomen una agenda de izquierdas, en el actual momento de desarrollo político-económico globalizado que estamos viviendo la socialdemocracia ha muerto, y para saber porqué basta con ver cual es su origen y cual es el sentido de la socialdemocracia.

La socialdemocracia surgió como una medida defensiva del sistema capitalista ante la configuración del nuevo modelo de economía socialista que se emprendió en Rusia y en la URSS, expandiéndose a un número cada vez mayor de paises como Cuba, Corea del Norte o China. En aquella situación de lucha de sistemas antagónicos, el sistema capitalista, para su supervivencia, debía de manera temporal ceder algunas parcelas de poder, debía otorgar ciertos derechos a la clase obrera para frenar a una clase trabajadora y a unos sindicatos que se encontraban en ese momento muy organizados y tenían un gran poder, por lo tanto, la socialdemocracia no fue más que una pequeña claudicación de los empresarios y de los banqueros mas poderosos (la clase dominante) que a cambio de otorgar algunos “privilegios”, se aseguraban su continuación en el poder; la socialdemocracia nació bajo unas circunstancias sociopolíticas determinadas para el capital financiero internacional, unas necesidades de expansión de la riqueza privada, compatibilizadas con un cariz social que apaciguara y desactivara la lucha de clases para evitar una posible revolución socialista, sin embargo, el modelo socialdemócrata se agotó, coincidiendo con un momento de debacle económica de una URSS agotada por el revisionismo y por burócratas oportunistas que planeaban desmontar el estado del bienestar soviético para incrementar sus riquezas; tenemos por lo tanto a un lado el agotamiento de la socialdemocracia como modelo económico valido para la burguesia en su necesidad de expansión del capital financiero privado, una desactivación de las luchas obreras y una creciente desorganización sindical y de la izquierda política, emprendiéndose el nuevo modelo de la economía capitalista predominante: el neoliberalismo, que no es más que una renovación del capitalismo que exige la privatización de los servicios públicos, la disminución del estado como “interventor social” en la economía y la pauperización de las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora; la gota que colmó el vaso fue el derrumbe de la URSS que provocó una convulsión en la izquierda que el sistema capitalista aprovechó para desmitificar el socialismo, erigirse como la única alternativa posible y alcanzar “el fin de la historia” que diría Fukushima, por lo tanto, el camino estaba totalmente sembrado para que el capital pudiera arremeter con todas sus fuerzas e incrementar su influencia política, mediática e ideológica, la “nueva” escuela neoliberal sería totalizante y un dogma incuestionable en la gestión de la economía.

Es importante señalar que el “neoliberalismo” no es una forma de entender el capitalismo en contraposición a la política “keynesiana” o “socialdemócrata”, en absoluto, el neoliberalismo no es una opción dentro de la economía política, ES LA FASE actual por la que atraviesa el capitalismo a nivel prácticamente global, y por eso no puede modificarse, porque el capitalismo requiere en esta etapa de la humanidad una expansión agresiva del capital financiero privado, esto requiere desregulación, financiarización, requiere que todo lo que queda de público en al economía desaparezca y se desmonte paulatinamente para aumentar la concentración de riqueza en pocas manos, requiere un aumento en el consumo, requiere mayor competitividad, requiere menos derechos laborales, menos pensiones, menos estado, etc. Por eso la socialdemocracia no puede retomar su antiguo papel, porque este papel ya no existe en la obra, por eso los partidos “socialdemócratas” y “obreros”, aplican medidas reaccionarias en todo el globo, porque es aquello que les toca aplicar en esta nueva fase de la economía capitalista.

Hay que decir que la forma en la que se está desmontando el estado del bienestar sigue ritmos diferentes dependiendo del nivel de organización de la clase obrera en cada país y de los logros que se hayan conseguido a traves de las luchas sindicales y de la presión a las capas dominantes, pero aún teniendo en cuenta este factor el capital es implacable en éste aspecto y aprovechara la debilidad de la izquierda y las crisis sistémicas para acometer sus reformas reaccionarias, como se está viendo en paises como Portugal, Irlanda, Grecia o España

¿Hemos llegado por lo tanto al final de la historia? No, evidentemente no, pero sí debemos plantearnos el abandono de la socialdemocracia como sistema válido de gestión del capitalismo, las necesidades actuales de las élites financieras no permiten hacernos pensar que se verán sometidos a nuevos controles o a la entrega de los derechos que nos arrancan eventualmente de forma pacífica, amén de lo bien organizada que se encuentra la clase capitalista a nivel mundial, además de que la socialdemocracia al poner trabas al crecimiento económico desembocaría en crisis sistémicas debido a la necesidad de crecimiento sin límite de la economía tal y como se encuentra hoy en día concebida. Evidentemente, mediante la lucha obrera y sindical podemos volver a recuperar nuestros derechos como clase trabajadora, podemos hacer abdicar a la clase capitalista de algunos privilegios, pero si la lucha no va dirigida a sacudir los cimientos de este sistema para derrumbarlo y construir un nuevo tipo de sociedad basada en los criterios del socialismo, entonces toda lucha reformista estará abocada antes o después al más estrepitoso de los fracasos y a la simple mejora parcial y cosmética de las condiciones de vida y laborales de los trabajadores.

En nuestras manos está la decisión de no ser engañados por los cantos de sirena de la falsa izquierda y de construir una alternativa a un sistema que cada día da más señales de encontrarse en fase terminal.